MARINA GALLARDO
La música de la gaditana Marina Gallardo está repleta de canciones inmensas, de las que erizan la piel. Marina bebe del folk americano, de Scott Walker, Bill Callahan y Will Oldham, pero con gran personalidad y sello propio. Se acompaña de una voz dulce y desgarrada que, lejos de la afectación y gorgoritos de 'otras féminas del momento', sobrecoge y se adhiere a la piel, bordeando los límites de la emoción hasta hacerte preso. La portuense ofreció una actuación que fue ganando enteros e intensidad con el minutaje. Al igual que lo ocurrido el pasado año con Aroah, Marina (que en Montellano se presentó en formato trío) fue sintiendóse cada vez más segura sobre las tablas y su preciosa voz, imponente desde el arrullo sosegado a la pulsión eléctrica, fue envolviendo la sala del embriagador aroma que iban destilando temas como 'In a frame of my real temp', 'Waved in the tree', '12 old whiskey', 'Winter', 'I've got a beast in me', 'Stones' o 'Moon's wolf'. Si en 'Working to speak' (el disco, Foenh Records) ya convence, en la intimidad que ofrecía el recinto de 'La Fábrica' fascinó. Sensibilidad y verdad a raudales. Porque lo suyo apunta alto. Mucho. En unos días se mete a grabar en los estudios de Paco Loco su próximo disco que verá la luz el próximo octubre, así que acérquense sin prejuicios a su música y síganle la pista que merecerá la pena. Si luego acaban seducidos, no digan que no les avisamos.
CUCHILLO
La propuesta de folk-rock hipnótico con toques de psicodelia que elabora Cuchillo ha ganado bastantes adeptos desde la publicación de su afamado disco homónimo. cuchillo'Cuchillo' (editado Sinnamon Records) es un disco que posee una belleza atemporal que podrá disfrutarse dentro de X años sin dejar de admirar la variante de matices melódicos que contiene. Pero ya desde diferentes ámbitos habían llegado lo ecos de que a Cuchillo dónde se les disfruta, dónde calan es en los directos. Y aquí no hicieron sino refrendarlo. Es asombroso el sonido que Israel (a la guitarra, voz y manejo del feedback) y Daniel (a la batería y percusiones) son capacer de moldear, una ensamblada paleta sonora totalmente evocadora. Así, ante un público totalmente boquiabierto fueron sonando 'Come with me', 'It will be ok', 'Estricta libertad', 'Cuando te canto', 'Summertime in Sweden', 'Black and white numbers', 'Breathing again', etc... Una auténtica maravilla. Como anécdota decir que ante su búsqueda de una darbuka o unos bongos para el acompañamiento percusivo se les sugirió que si querían probar con un cajón flamenco. Tras una leve toma de contacto en la prueba de sonido, utilizaron el citado cajón para recrear una vigorosa versión del 'Within You Without You' de George Harrison (canción incluída en el 'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band', de The Beatles) que les venía al pelo y con la que finalizaron su actuación. Grandes, muy grandes.
LOS PUNSETES
Ya retiradas las sillas del recinto para mayor esparcimiento y movilidad la gente empezó a entrar al escuchar sonar el lospunsetesinconfundible guitarreo del grupo. Tras una canción para desengrasar llegó la imponente Ariadna hasta su posición ante el micrófono. Totalmente estática, mirada perdida en un punto fijo y con un diseño de impacto, que provocó a más de uno reacciones entre la sorpresa y la fascinación, empezaron con 'Matadero' a desplegar todo lo bueno que contienen su disco (Los Punsetes, Gramaciones Grabofónicas) y maquetas anteriores. Con indudable actitud y presencia escénica, entre la maraña de adictivo ruido sonoro se fueron sucediendo esos himnos rabiosos que te golpean como 'Lo natural', 'Fondo de armario', 'Queridoalberto', 'Pinta de tarao' (con un crescendo brutal), 'Dos policías' (incontestable hit) o 'Maricas' junto a nuevas canciones que formarán parte de su próxima referencia (que todo sea dicho, tienen una pinta fantástica) como 'Estilo', 'Dinero' o, con la que cerraron, la espléndida 'Tus amigos' ('que le den por culo a tus amigos, pasa de ellos y ven conmigo'). Con frescura y contundencia escupieron sus letras oscuras y mordientes y nos hicieron a los presentes cantar a viva voz, vibrar, sonreir y, en una hora escasa, ser tan felices como la gente que puebla los anuncios como referencia su 'Fin del Mundo'. La diferencia es que aquí la felicidad era tan real como su valía personal y artística.